La exoneración del pasivo insatisfecho es un mecanismo legal que permite a las personas físicas liberarse de las deudas que no han podido satisfacer durante un procedimiento concursal. Este proceso, también conocido como «segunda oportunidad», tiene como objetivo ofrecer una nueva oportunidad a los deudores para que puedan rehacer su vida financiera sin el peso de las deudas pasadas. Sin embargo, para acceder a esta exoneración, es fundamental cumplir con los requisitos enunciados en la Ley 16/2022, de 5 de septiembre, de reforma del texto refundido de la Ley Concursal, entre los cuales destaca la buena fe del deudor.
Dentro de este procedimiento, la buena fe es un principio jurídico que implica actuar con honestidad, lealtad y transparencia en las relaciones jurídicas. En el contexto de la exoneración del pasivo insatisfecho, la buena fe se refiere a la conducta del deudor durante todo el proceso concursal y en los actos previos que llevaron a la situación de insolvencia para asegurar que solo aquellos deudores que han actuado de manera correcta y ética puedan beneficiarse de la exoneración de sus deudas.
De esta manera, se requiere que el deudor no haya sido condenado en sentencia firme por delitos contra el patrimonio, el orden socioeconómico, falsedad documental, contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social, o contra los derechos de los trabajadores en los diez años anteriores a la declaración de concurso. En este sentido, la Sentencia 863/2022 del Tribunal Supremo de 1 de diciembre de 2022 destaca que no cualquier delito patrimonial impide la exoneración, sino que debe existir una relación directa con la insolvencia o el crédito en el mercado. Además, la sentencia aclara que los delitos de escasa relevancia patrimonial no deben impedir la exoneración. Esta interpretación finalista del requisito de buena fe busca equilibrar los intereses del deudor, los acreedores y el mercado, asegurando que solo se excluya de la exoneración a quienes realmente lo merecen por su conducta deshonesta.
Por otro lado, la buena fe también implica la colaboración del deudor durante el procedimiento concursal, proporcionando toda la información requerida y facilitando la labor del administrador concursal.
En pocas palabras, la evaluación de la buena fe del deudor es un proceso complejo que requiere un análisis detallado de su comportamiento antes y durante el procedimiento concursal pues, si se determina que no ha actuado de buena fe, se le puede denegar la exoneración del pasivo insatisfecho y seguirá siendo responsable de sus deudas. Además, la falta de buena fe puede llevar a la imposición de sanciones adicionales, como la inhabilitación para gestionar bienes ajenos o para obtener créditos.
Y, si bien cierto es que la Ley 16/2022 ha introducido cambios significativos en la carga de la prueba, estableciendo que la buena fe se presume y que corresponde a los acreedores demostrar la concurrencia de alguna de las excepciones que impiden la exoneración, dada la complejidad del proceso, es altamente recomendable consultar con un abogado especializado en Derecho Concursal.
En LANVÈRT, contamos con un equipo de expertos que pueden asesorarte y guiarte a lo largo de todo el procedimiento, asegurando que cumplas con todos los requisitos necesarios para obtener la exoneración de tus deudas. No dudes en contactarnos para recibir la ayuda que necesitas.
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